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Columna de Opinión: ¿Cómo referirnos a las personas con discapacidad?

Columna de Opinión: ¿Cómo referirnos a las personas con discapacidad?

Teresa Núñez Núñez
Coordinadora Programa de Apoyos y Recursos para la Inclusión
Centro de Apoyo al Aprendizaje UCM

Es claro que dentro de la cultura actual, en su mayoría, pensamos que todos tenemos los mismos derechos y junto con todos nosotros, las personas con discapacidad, pero, lo que muchas veces no sabemos es cómo referirnos a ellos.

La idea es intentar eliminar las barreras y contribuir al actual proceso de transición conceptual que enfrenta la discapacidad, y tal como nos plantea el Servicio Nacional de la Discapacidad (2015), queremos reconocer la enorme importancia en el ámbito simbólico de relevar el concepto de persona, que realizó la Convención sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad (2008), no obstante lo anterior, también debemos situar la discapacidad donde efectivamente se encuentra, en la interacción con el entorno y no en las personas.

Es así como la clasificación internacional del funcionamiento de la discapacidad y de la salud (CIF;2002) define la discapacidad como un término genérico que abarca deficiencias, limitaciones de la actividad y restricciones a la participación, haciendo énfasis principalmente en las interacciones de la persona en el ámbito social, por tanto, es importante destacar que la discapacidad no es inherente a la persona, sino que se enfatiza en la interacción con el entorno.

La discapacidad ya no se define como una cuestión de salud o de rehabilitación, sino de Derechos Humanos. Esto implica una perspectiva de promover una visión positiva al abordar el tema, y no de asistencialismo.

Es así como nos queda la pregunta constante de ¿cómo referirnos a las personas con discapacidad? (Senadis, 2015). Aquí presentamos algunos ejemplos:

No se dice: discapacitado. Se dice (¿cuál es la razón?): persona con discapacidad (visual, intelectual, auditiva, física) o persona en situación de discapacidad.

Aunque aún no hay consenso teórico si es “con” discapacidad o en “situación”, lo importante es que la discapacidad no es un atributo de la persona, sino del contexto. El término discapacitado sugiere que la discapacidad es parte de su definición como ser humano y no lo es.

No se dice: personas con capacidades diferentes, personas con capacidades especiales, personas con necesidades especiales. Se dice (¿cuál es la razón?): persona con discapacidad (visual, intelectual, auditiva, física) o persona en situación de discapacidad.

El uso del término capacidades diferentes genera exclusión, desde la visión de que “todos tenemos diferentes capacidades”, no solo las personas con discapacidad. Desde el principio de igualdad propio a las personas humanas, no existen las capacidades diferentes o necesidades especiales. Todos y todas tenemos las mismas capacidades (potenciales, reales, en desarrollo) y necesidades.

Las personas con discapacidad no son ni súper héroes ni especiales: son como todas y todos los demás y así deben ser tratadas.

No se dice: Eufemismos como “sordito”, “cieguito”, “manuelito”, “enfermito”. Se dice (¿cuál es la razón?): Evítelos, debido a que esto trae un mensaje subliminal de infancia permanente y no de acceso a la responsabilidad ciudadana.

La discapacidad no es una enfermedad, es una situación que puede desaparecer si eliminamos las barreras del entorno.

Un ejemplo concreto: las personas con discapacidad visual, con discapacidad física, usuarias de silla de ruedas, están en su mayoría perfectamente sanas y su “discapacidad” sólo surge cuando no hay lectores de pantalla, braille, sitios web accesibles, rampas, baños accesibles, intérpretes de lengua de señas, programas de televisión o videos con subtítulos, entre otros, que les aseguren su inclusión plena en igualdad de oportunidades.

Por tanto, decir que se sufre de discapacidad y acentuar perspectivas de sufrimiento no es correcto.

No se dice: minusválido, impedido, impedimento. Se dice (¿cuál es la razón?): Esta palabra proviene del latín “minus” (menor) y “valía” (valor). Desde la Convención se sostiene y defiende que todas las personas tienen el mismo valor en tanto seres humanos.

Las personas con discapacidad pueden hacer todo lo que quieran, si eliminamos las barreras del entorno. La discapacidad no es un impedimento, es una diferencia.

No se dice: normal vs. anormal. Se dice (¿cuál es la razón?): actualmente, el concepto de normalidad ha sido cuestionado por varias corrientes filosóficas y políticas, así como la contraposición normal vs. anormal. Ante la reflexión sobre bajo qué criterios se define lo normal de lo que no lo es y profundizamos en los detalles, no existe nadie plenamente “normal”.

De acuerdo a este marco, evitar referirse a vivir una vida “normal”, trabajo “normal”, estudios “normales”, ya que ¿cómo los definimos sin discriminar un modo de vivir, un modo de trabajar, un modo de estudiar.

El concepto de “normalidad” es otra forma de discriminación y exclusión.

Fuente: Guía de recomendaciones para un lenguaje inclusivo en discapacidad (Senadis, 2015).

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